
REALIDAD
Le vuelvo la espalda al estupor de la conciencia oscurecida,
al sonido desamparado del deseo,
a la ruidosa luz de las pasiones
al eterno ladrido de la envidia,
al castrante murmullo de los celos.
Vuelvo la espalda a todas las negruras,
a las muertes por miedo repetidas
a candores que esconden su veneno;
Al deseo de apego eliminado.
le vuelvo la espalda a las marañas,
a las máscaras carnavalescas,
a las hojas de cebolla arraigadas, que el llanto me provocan.
La espalda vuelvo, en fin a lo que desespera.
Al miedo, la espalda, no le vuelvo…